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miércoles, 22 de mayo de 2013

Mala fe de erratas

Sabes que cuando entras a comprar a un hipermercado, te arriesgas a salir esquilado de una forma o de otra; de lo peligrosos que son los carteles esos de colorines que te sisean desde lejos llamando tu atención, en los que la ganga que dicen ofrecer luego no es tal ganga, o por lo menos, no es tan ganga como nos dice.

Otra cosa que bien sabes, es la importancia de un signo de puntuación en un determinado contexto, de forma que éste puede cambiar por completo según se ponga una coma aquí o allá.

Esta mañana estuve de compras en uno de estos supermercados, uno francés me parece, y caí en la que yo considero una trampa, o bien tendida a propósito, o bien por la poca preparación del personal que crea los textos. Que cada cual piense lo que quiera.

En el estante de los refrescos, me encontré el siguiente cartel:

"Refresco Coca-cola, coca-cola light o Zero sin cafeína 2litros
Segunda unidad -50%" etc, etc

Inocente de mí metí 2 botellas de Coca-cola clásica en el carro y seguí con el recorrido.

Una vez en el coche con las bolsas en el maletero, cogí el ticket de compra y me puse a repasarlo, costumbre adquirida últimamente por los motivos expuestos mas arriba y ... Bingo.

Ni rastro del descuento por las cocas.

Muy seguro de mí mismo fui a reclamar la diferencia, porque esa es otra: Cuando me siento engañado reclamo hasta el último céntimo, y cual fue mi sorpresa cuando en el mostrador la señorita me dijo que la clásica no entraba en la oferta. Sólo las light, enseñándome un catálogo con el mismo texto que yo había leído.

Cómo le explicaba yo a esta mujer que el texto estaba mal escrito, que donde ponía coca-cola y una coma debería poner coca-cola y dos putos puntos y así no habría caído en la tentación de las clásicas, que aunque estén mas buenas, eran mas caras.

En fin, que aunque me dieron ganas de plantarle las botellas encima del mostrador, al final me fui de allí con sensación de derrota, de batalla perdida. La próxima intentaré ganarla yo.



jueves, 21 de junio de 2012

De pesca: Erratas

Todos sabemos que una errata es un error de imprenta. A menudo las erratas no conllevan significados distntos, pero otras veces alteran absolutamente el sentido de lo que se quiere decir. Las erratas se producen por el descuido de los correctores y la escasa preocupación por ofrecer la calidad necesaria. En prensa se ven cada vez más, producto de la prisa y del abaratamiento de los costes de producción:

Se cuenta que en una ocasión, cierta folclórica fue entrevistada para una de esas nefastas revistas de «la prensa rosa». Cuando se publicó la entrevista, el redactor manifestaba que ante una indiscreta pregunta, la folclórica había fruncido el coño. 

Me pregunto si físicamente es posible realizar tal proeza. Lamento no poder experimentarlo en persona. Si alguna dama siente la curiosidad, rogamos nos cuente los resultados. Yo más bien creo que lo que frunció fue el ceño.

En un libro de texto de historia, publicado por la editorial Nueva Era, se afirmaba que la revolución francesa comenzó cuando una considerable muchedumbre armada con rudimentarias herramientas, piedras, palos y otros objetos contundentes, llevaron a cabo la toma de la Pastilla.

Ya era raro que para tomar una píldora tuviera que reunirse tanto personal (¿es que estaban de marcha?); pero el colmo del absurdo era que además se armaran hasta los dientes para tan cotidiano y simple acto como el de tomar un gelocatil... ¡Y encima que significara una revolución! Vamos, que se trataba de una errata: lo que la muchedumbre tomó fue la Bastilla, una antigua fortaleza reconvertida en prisión.

Refería un cronista deportivo que en el campeonato mundial de atletismo celebrado en Estados Unidos, al representante cubano de salto de longitud se le habían dado por válidos los dos primeros saltos, pero que al tercero se le había dado por culo.

Los lectores suspicaces pronto pensaron mal: lógico, Estados Unidos siempre fastidiando al sufrido pueblo cubano. Pues se equivocaron; por una vez se trataba de una errata: al tercer salto del atleta cubano se le había dado por nulo.

Durante la pasada liga de fútbol, en el diario deportivo Esport a tota marxade Barcelona, un miembro de la directiva azulgrana afirmó, en relación con las estrellas del Barça, que «a estos futbolistas hay que exigirles mayor rendimiento ya que tienen una picha extraordinaria».

Muchas forofas, espoleadas por esta afirmación, quisieron verificar los extremos de la misma. El diario confesó que se trataba de una errata y el dirigente, por su parte, aclaró que, en efecto, él se había referido a que las estrellas del Barcelona tienen una ficha extraordinaria, aunque no quiso descartar que tal vez algunos también puedan sobresalir por las dimensiones de sus atributos, asunto que por otro lado, añadió, no era de su interés.

En los primeros momentos de la transición política española, un diario de Madrid publicó que después de muchos años, se habían llevado a cabo las primeras erecciones generales en las que los ciudadanos habían participado con gran entusiasmo.

Si un joven lector de hoy leyera aquella crónica, se preguntaría si para ello se habría distribuido la Viagra entre los votantes de la tercera edad. Pues no, que entonces no existía. Se trataba de otra errata: elecciones.

En la página de sucesos del Diario del Suroeste de Badajoz, se leía el 21 de enero pasado que en una apartada callejuela de la ciudad, un hombre había aparecido inconsciente y con una brecha en la cabeza. Cuando los servicios de urgencia lo reanimaron, el ciudadano relató que había sido atracado y golpeado con un falo.

Ya es triste que la gente sufra atracos en plena calle, pero si encima se la golpea con un falo resulta además humillante. Y sorprendente, si reparamos en las proporciones que el citado objeto contundente debe tener para asestar semejante golpe, por no hablar de la pericia necesaria para su manejo. Es obvio que se trataba de una errata: el objeto en cuestión era un palo.

El pasado lunes 3 de marzo, el entrenador del modesto equipo regional de Quintanilla de Arriba, en cabeza de la clasificación, pero empatado a puntos con otros dos equipos, declaraba tajante: Si esta semana follamos, ya podemos decir adiós al campeonato.

De todos es sabido que la actividad sexual de los futbolistas es poco recomendable en las jornadas previas a un encuentro, pero seguro que la abstinencia completa sería peor, porque luego los jugadores no se concentrarían en el terreno de juego. A lo que el entrenador se refería era a que el equipo no podía fallar.

Y para terminar, en una entrevista publicada en el semanario Diálogos Hoy, un conocido filósofo salmantino y profesor de Ética en la Universidad de Ohio, afirmaba que para conducirse correctamente en esta vida bastaba con tener unas pocas putas, pero muy claras.

La verdad es que no veíamos en qué podían ayudar las prostitutas (y encima muy claras, lo que denota cierto racismo) a la hora de actuar con una ética adecuada. La revista publicó luego una fe de erratas en la que manifestaba que lo que el filósofo había querido decir era que en la vida había que tener unas pocas pautas, pero muy claras.

Fuente: www.personal.telefonica.terra.es