jueves, 16 de mayo de 2013

La autoparodia para salvar la imagen

En estos días es imposible que los famosos lleven una vida discreta, con tantos medios de comunicación que no dudarán en difundir una notícia, o una imagen o vídeo en una situación comprometida.

Una inocente celebración puede convertirse en una noche loca que termine con toda una carrera artística o política, solo hace falta que cuando menos te lo esperes le hagan una foto y la cuelgue en internet.

En esos casos, ¿Qué hacer ante el problema para recuperar la imagen?

Una de las soluciones es salir y reconocer el error, a la vez que pides perdón. Esto se recomienda cuando lo sucedido es tan grave que el personaje no puede obviarlo porqué ha afectado físicamente o moralmente a terceros. El escándalo sexual de Bill Clinton con su becaria Mónica Lewinsky sería el ejemplo perfecto.

Pero hay veces que un simple desliz te puede llegar a hundir, si no reaccionas rápido. Ahí es cuando el humor puede ayudar a limpiar la imagen del famoso en cuestión.

Reírse de uno mismo es señal de tener madurez, autocrítica y humanidad. Cuando uno necesita sentirse seguro y teme ser el foco de las risas, puede neutralizarlo si reconoze con sentido del humor sus propios errores y utiliza la autoparodia para atajar los ataques.

Frases del tipo "fíjese que infantil fui", "aquello era una chiquillada", "es que yo en esto soy un tanto maniático", "debí de dar una imagen ridícula", etc. Usadas en su momento identifican a personas con capacidad de cambio, con posibilidades de interpretar el mundo y a sí mismo de otra forma, con posibilidad de mejorar.

Pero con la condición de que se haga con humor, con una sonrisa en los labios, y con el ánimo que tenemos cuando somos conscientes de que todos los humanos somos como niños, aunque a veces representemos el papel de adultos seguros y de éxito.

Hace unos meses, el actor francés Gerard Depardieu aprovechó que estaba rodando Asterix y Obélix para autoparodiarse cuando en una escena orina en medio del pasillo del vuelo, tal y como había hecho en la realidad unos días antes.

En el campo de la política, recientemente tenemos el caso del candidato de las primarias republicanas, Rick Perry, que en uno de los debates con sus adversarios de partido se quedó en blanco. Después del traspié, todos los medios de comunicación daban la carrera de Perry por perdida. El equipo de campaña tuvo que reaccionar rápidamente para que a la mañana siguiente su candidato apareciese en los programas matinales salvando la situación. Hasta consiguieron negociar una aparición en el show de David Letterman donde Perry se autoparodiaba.

Una solución ante un problema de imagen que pueda perjudicar la carrera profesional, como hemos visto, es la autoparodia. Para ello hay que saber reaccionar con el grado de intensidad preciso para que el remedio no termine por hundir más al personaje.

El público sabe perdonar si quien ha provocado el incidente se lo explica con sinceridad y autocrítica. Los casos comentados anteriormente han conseguido contrarrestar el escándalo público o privado. Aunque no siempre es así. La mejor cura siempre acaba siendo la honradez.

Gracias a http://carlesaparicio.net y www.taringa.net





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