La didáctica, la metodología, el aprendizaje, el currículum,… todos estos conceptos que parecen tan actuales, no lo son tanto. Hace dos mil años, en la antigua Roma, Quintiliano de Calahorra, retórico, y pedagogo, y primer profesional de la enseñanza, ya se preocupaba de cómo enseñar y de cómo aprendían sus alumnos. E incluso algo más importante: les respetaba y les quería. Él escribe estos consejos para los maestros:
“Sin duda no basta con que el maestro se comporte con la mayor rectitud, si no consigue, con la severidad de la disciplina, regular también las costumbres de los que acuden a su clase. Por lo tanto, lo primero de todo, que cobre ánimo de padre hacia sus alumnos, y que piense que sustituye en el puesto a aquellos que le confiaron sus hijos."
"No debe tener vicios él mismo ni tampoco tolerarlos. No sea excesivamente severo, ni blando por descuido, para que no surja de lo uno el odio, de lo otro el desprecio. Hable a menudo de la honradez y del buen comportamiento: cuanto más advierta menos tendrá que castigar; sea lo menos irritable posible, pero sin pasar por alto lo que debe enmendarse; en las explicaciones, sencillo; paciente en el trabajo, constante antes que apasionado en exceso."
"A los alumnos que pregunten, responda con gusto; a los que no, pregúnteles él. A la hora de alabar los ejercicios de los alumnos, no sea ni parco ni pródigo, porque una cosa produce odio hacia el trabajo y la otra confianza vana. Al corregir lo que tenga que corregir, no sea desagradable, y lo menos ofensivo posible, pues esto aparta a muchos de su propósito de estudiar, porque sienten que se les reprende como si se les odiara."
"Diga cada día el maestro alguna cosa, e incluso muchas, que los alumnos oigan y se lleven consigo, porque aunque saque del libro de texto abundantes ejemplos dignos de imitación, sin embargo aquella voz viva, como se suele decir, aprovecha más, sobre todo si es la del profesor, a quien los alumnos, sólo con que estén bien educados, aman y respetan. Y es difícil expresar cuánto más a gusto imitamos a quienes amamos”.
Y también hace referencia a los alumnos:
"Después de hablar bastante de los deberes de los maestros, a los discípulos, sólo les recomiendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres, no físicamente hablando, sino en el plano intelectual."
"Este deber hacia el maestro ayudará mucho al estudio, pues los escucharán mejor y creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente vendrán contentos y entusiasmados a las reuniones de las escuelas, no se enfadarán cuando se les corrija, se alegrarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos. Pues así como el deber de aquellos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse dóciles. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra. Y así como el hombre nace de la unión de uno y otro progenitor, y en vano se esparce la semilla si no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del que recibe."
Fuente: Blog del aula de latín del I.E.S. Santiago Apóstol de Almendralejo.
Precisamente acabo de leer una entrada en el blog de Formación Creativa que viene ni al pelo para ilustrar la herencia de esta historia de la docencia.
ResponderEliminarLa técnica de la referencia: refuerzo positivo
Os recomiendo darle un vistazo porque merece la pena ... la entrada y el blog entero. Seguro que entre lo leído aquí y allá os viene más de un recuerdo a la memoria de los que "hoy nos hacen reir" pero hace unos meses nos hacían llorar de impotencia.
Me ha encantado esta entrada. La historia siempre nos enseña, y nos aporta una visión más global de todas las cosas. Hemos ido avanzando en muchas cosas pero hemos ido dejando atrás otras muchas, que con la historia recordamos y que no vendría mal rescatar como el respeto, la rectitud del que enseña, etc...
Eliminar¡Qué razón tienes Mariló! ese respeto mutuo que ahora ni por asomo se da. Respeto por el que enseña y respeto por el que quiere aprender ... la entrega del docente y del alumnado. Por suerte ni todos los docentes son iguales ni todos los alumnos tampoco y de todo se puede aprender algo positivo.
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