martes, 3 de septiembre de 2013

El horario


Siempre al llegar septiembre recuerdo que una de las cosas que todos los años hacía en la etapa escolar era el horario. Sí, esa tabla que con tanta ansía espérabamos por ver cuáles eran las asignaturas y su organización junto con los recreos y las horas libres...

Y ahí, en una tabla de cinco columnas por unas cuantas filas hecha a lápiz quedaba durante unos meses encuadrada nuestra vida. 

Durante días cuantas veces cogeríamos esa hoja para ver lo que  nos tocaba. Luego iría perdiendo su valor a media que se acercaba el verano...

Cuando estamos en esas etapas de nuestras vidas ni siquiera alcanzamos a entender lo que significa, simplemente lo vivimos. 

Empieza septiembre: unos ya tienen un horario fijado en sus agendas de trabajo, otros tienen en su horario una fila demasiado grande, con la asignatura pendiente de buscar trabajo... Sea como sea,  pienso que esa tabla rígida puede tener algunos bordes redondeados donde haya cabida siempre para proyectos personales, tiempo para la amistad, espacio para nuevos conocimientos y aprendizajes, momentos para ser mejores personas, ratitos para quienes tenemos a nuestro lado, para nuestra familia la cercana y la lejana... 

Y todo, porque al fin y al cabo cuando miras atrás las líneas se van desdibujando y si esos bordes no se han redondeado puede que nuestra tabla no tenga contenido...


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