En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.
-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.
-¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.
-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en a ver quién quien llega antes a su casa.Quien lo haga gana la carrera.
La liebre, entre muy divertida y confiada aceptó sin pensárselo dos veces.
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Una vez estuvieron listas iba a comenzar la carrera entre grandes aplausos....¡¡ Preparadas, listas, ya !!
-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.
-¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre.
-Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en a ver quién quien llega antes a su casa.Quien lo haga gana la carrera.
La liebre, entre muy divertida y confiada aceptó sin pensárselo dos veces.
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Una vez estuvieron listas iba a comenzar la carrera entre grandes aplausos....¡¡ Preparadas, listas, ya !!
moralejas:
1 No hay que burlarse jamás de los demás por muy inferiores que les consideremos.
2 El exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Ja, ja, ja. Genial la fábula.
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