Y a mi Huelva marinera... La del Rocío y marisma
le ves los barcos venir al amanecer del día.
Es la del Parque Doñana, ¡es la del choco y coquina!,
es la de tres carabelas y una brújula de guía
saliendo hacia el horizonte, María, Pinta y la Niña,
para entregarle a Colón el sueño de su conquista.
(Angeles Asencio)
Ahora, al poniente morado de la tarde,
En flor ya los magnolios mojados de rocío,
Pasar aquellas calles, mientras crece
La luna por el aire, será soñar despierto.
El cielo con su queja harán más vasto
Bandos de golondrinas: el agua en una fuente
Librará puramente la honda voz de la tierra;
Luego el cielo y la tierra quedarán silenciosos.
En el rincón de algún compás, a solas
Con la frente en la mano, un fantasma
Que vuelve, ¿llorarías pensando
Cuán bella fue la vida y cuán inútil?
(Luis Cernuda)
¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba a tu mar robándole caracoles y algas!
Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,
lo luminoso que me aconteciera.
(Rafael Alberti)
Tiene tu serranía
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.
Tiene tu serranía
miel de romero.
Campaneo de fiesta
en tu sombrero.
Luz de alminares;
Córdoba y su mezquita
en mis cantares.
(José Luís Múñoz)
Aceituneros altivos, decidme en el alma
¿quién amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
(Miguel Hernández)
En mi Andalucía del alma
hay una ciudad preciosa,
es la Málaga asombrosa
que a mi me trajo la calma.
Situada junto al mar,
entre montes y entre pinos
quienes en ella vivimos
no dejamos de gozar.
(Antonio Pardal)
Es la Alhambra princesa misteriosa
sitiada por devotos pretendientes;
la abruman de requiebros tan ardientes
que, tímida, se oculta silenciosa.
(Camilo Valverde)
¿Desierto? ¿Naranjos? ¿Flores?
¿Playas con cuerpos desnudos?
¿Qué es lo que provoca amores,
y nos deja, al verte, mudos?
¡Ay, tus playas de levante,
entre Mojácar y Vera,
son como un hermoso cante
que alcanza hasta Carboneras!
Desde tu bella Alcazaba
se contempla la bahía,
llena de sol y alegría.
Y, abajo, mi enamorada,
la bellísima Almería,
¡La rosa de Andalucía!
(Antonio Pardal)
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