jueves, 6 de febrero de 2014

Cantarín, un pájaro muy famoso

Aquí te dejo un cuento escrito por una de mis dos mayores pasiones, mi hija Natalia, para un trabajo del cole. 5* de Primaria del colegio Isabel Esquivel de Mairena del Alcor. Con 10 añitos apunta buenas maneras, si no, lee,lee..

CANTARÍN, UN PÁJARO MUY FAMOSO 

   En un balcón de un piso de una calle de una pequeña ciudad llamada Villa Cuentitis, colgaba una jaulita de madera con forma de casita china, y dentro de ella vivía Cantarín, un canario de color amarillo limón, aunque tenía una gran mancha blanca que le cubría casi toda la barriga.
   Cantarín era la mascota de la familia Martinete, aunque era Martina, la pequeña de la casa, su mejor amiga, y para quien tenía sus mejores cantos. Y es que si por algo era conocido el pajarito era por poseer la voz mas bonita de toda la ciudad.
  Un dia, la abuela de la niña, fué a visitarles y se llevó a su gato, un flacucho siamés llamado luciernago. Y como dentro del piso el animal iba a estar muy incómodo lo sacaron al balcón porque allí estaría mejor.
   Al cabo de unas horas, cuando la abuela se iba a marchar y Martina salió al balcón para recoger a luciernago y meterlo en su maleta transportín, vió con espanto que la puerta de la jaula de Cantarín estaba abierta y el pájaro había desaparecido, quedando solamente una pequeña montañita de plumas en el suelo.
   El resto de la familia acudió a toda prisa ante los gritos de la niña, y cuando vieron lo que allí había ocurrido, todas las miradas se dirigieron a Luciérnago, quien pareciendo comprender, corrió a refugiarse dentro de la maleta.
   Mientras tanto,el pájaro, que se había escapado milagrosamente de las garras del gato, fue a posarse en el balcón del señor Rancio, el vecino de una planta más arriba, quién, desde siempre había deseado tener a Cantarín, pues Macario, su loro, no cantaba nada, y sólo sabía decir "el señor Rancio es tonto", frase que alguien había gritado alguna vez desde la calle y ya empezaba a hartarle.
   El señor Rancio era un hombre viudo que vivía con su hijo Marquitos, compañero de clase de Martina. Siempre andaba de mal humor, y estaba peleado con bastantes vecinos. Cuando vió a Cantarín sobre la baranda de su balcón no se lo podía creer. Con mucha suerte y bastante habilidad, consiguió atraparlo.
   Lo metió en una vieja jaula que guardaba en el trastero, y lo colgó en el balcón de la cocina, para que los vecinos no lo pudiesen ver, aunque le preocupaba un poco que pudiesen oir su canto.
   Mientras en el cole, Martina estaba muy triste. Marquitos lo notó y le preguntó que le ocurría, y la niña le explicó lo que había pasado con su pájaro.
   Cuando Marquitos llegó a casa después del colegio, su padre le estaba esperando muy impaciente. Mirando a Cantarín, le explicó al niño que le había gustado ese pájaro en cuanto lo vió en la tienda de animales y no dudó en comprarlo para regalárselo. El niño se puso muy contento, pero algo le parecía muy extraño y es que el animal se parecía mucho al que Martina había perdido.
  Pasaron los días y el pobre Cantarín estaba tan triste por no ver a sus dueños, especialmente a Martina, que dejó de cantar, y el señor Rancio enfadado al ver que el pajarito no cantaba, decidió matarlo y comerselo, aprovechando que su hijo no estaba en casa. Luego le diría que se había escapado.
   Pero en ese momento Marquitos llegaba del parque de jugar con sus primos y sorprendió a su padre con el pájaro en una mano y el cuchillo en la otra, y entonces comprendió que ese era el pájaro de Martina.
  Después de una buena riña, el niño convenció a su padre para que se lo entregara y rápidamente bajó las escaleras hasta el piso de Martina, quien lloró de alegría por volver a ver a su precioso pájaro.
  Y la familia Martinete volvió a ser muy feliz.

                                         

                                NATALIA SÁNCHEZ JIMÉNEZ. 5*B


1 comentario:

  1. Natalia, me ha encantado tu cuento. Sobre todo por lo completo que está como debe de ser un cuento : con unos personajes, un desarrollo donde suceden cosas interesantes y con un deselance en este caso feliz.

    Haces que por un momento oigamos cantar a ese pájaro tan cantarín y seamos felices como Martina.

    Espero que sigas escribiendo más cuentos tan buenos o mejores...

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