No existe nadie en el mundo que no tenga por lo menos un esqueleto en el armario, desde el Rey hasta el pobre que duerme a los pies de un cajero. Algunos esqueletos son grandes y otros pequeños, según la importancia que le demos al hecho al que esté abrazado, pero todos tenemos alguno, y equivale a algún secreto, algo oscuro de nuestro pasado de lo que seguramente no estamos nada orgullosos y que deseamos tener fuera de la vista de todos, y si me apuras, hasta de nosotros mismos.
Tendemos a guardar nuestros monstruos, nuestros esqueletos en el rincón mas escondido, donde estamos casi seguros de que nadie los podrá ver, porque así nos creemos que nunca tendremos que volver a saber de ellos. Error; tarde o temprano acabarán por hacerse presentes, y quizá lo hagan en el momento menos oportuno, cuando en peor situación estemos para enfrentarnos a ellos.
Por eso es tan importante tener siempre el armario limpio y ordenado, aunque creo que eso es misión imposible ¿no? Pero según dicen, la intención es lo que cuenta...
Me ha gustado mucho esta entrada Vito!
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