Hay ciertas ocasiones en las que ya sea por el impulso de nuestro corazón o simplemente por agradar a los que están a nuestro alrededor, lanzamos a los cuatro vientos afirmaciones o deseos de hacer algo, a sabiendas para nuestros adentros de que o no somos capaces de hacerlo, o que no nos apetece lo mas mínimo realizar la acción prometida. A esta situación de le suele llamar hablar con la boca pequeña o con la boca chica.
A esta expresión no se le atribuye un origen concreto, pero en sí misma es bastante gráfica. Cuando una persona dice algo no porque realmente lo sienta o lo piense, sino que lo hace por complacer, lo dice con una forma de pronunciación diferente a la habitual, sin abrir bien la boca para que no se entienda claramente lo que realmente va a hacer pero que no tiene la intención de hacer. Aunque en ocasiones el gesto se hace tan evidente que no pasa desapercibido.
En otras ocasiones, suele suceder que la primera experiencia en alguna actividad que a priori se antoja atractiva pero que una vez experimentada resulta que no era tan agradable como parecía, lleva a utilizar la boca pequeña al momento de presentarse "voluntario" para repetir la acción. Esto suele pasar en muchísimas ocasiones pues muchas veces "las apariencias engañan"
-"Que si me puedo quedar hoy a tus hijas en mi casa para que puedas ir al cine? Pues claro!!! ( primera vez)
-"Que me quede otra vez con las niñas que vas de compras? Cómo no ! (La segunda )
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