¿Puede ser azul un sonido?
¿Puede ser deprimente el tacto de
unos vaqueros?
¿Puede provocarnos calor un olor?
Sí, en el caso que tengamos sinestesia.
La sinestesia se trata de un fenómeno
psicofisiológico mediante el cual algunas personas pueden
experimentar sensaciones en un determinado sentido (por ejemplo, el
oído) cuando se estimula otro (pongamos, el tacto).
Es decir, ven formas geométricas de colores al escuchar una canción, por
ejemplo. Y no, no es fruto de su imaginación, ni de un empacho de
drogas.
La sinestesia es descrita por los neurólogos como una comunicación anómala entre áreas cerebrales.
Se pueden producir cruces entre estímulos léxicos (letras, números o palabras escritas) con los
colores, de forma que la persona ve los grafemas de un
determinado color, siempre el mismo, independientemente del tono en que
esté impreso. La “a” siempre será roja y la palabra “teléfono”, por
ejemplo, siempre será amarilla, la lea donde la lea.
Este tipo de
sienestesia la experimentaba el novelista Vladimir Nabokov, que protestaba de pequeño porque los colores de su alfabeto de madera no correspondían con lo que él percibía.
También
es bastante frecuente (28%) que estas personas vean colores y formas
cuando escuchan ciertos sonidos (sinestesia musical). Por eso Frank Liszt le pedía a su orquesta que tocara “un poco más azul” o “no tan rosa”,
algo que lógicamente los músicos no acababan de comprender.
Hay
otros tipos de sinestesia menos frecuentes, como los provocados por el
sabor (4%), el olor (4%), el dolor, el tacto o incluso las personas
(3%).
Sí, las personas por sí mismas pueden ser un estímulo para estas personas que las perciben de algún color o tono en particular. Al
parecer, de ahí viene la leyenda esotérica de que las personas poseen
“auras” que sólo los más afortunados pueden percibir. De hecho es muy
probable que muchas de estas personas fueran acusadas de brujería en la
antigüedad por asegurar que percibían el aura de la gente.
La psicología tardó en reaccionar ante este fenómeno
lo que ha provocado que quienes tenían sinestesia fueran diagnosticados como esquizofrénicos, considerados drogadictos e incluso internados en hospitales psiquiátricos.
Otro dato muy interesante, es el hecho de que existen “sinestesias culturales” que percibimos todos,
como la expresión amarillo chillón. Pero posiblemente esto sólo es una
forma de hablar. Para ser una sinestesia verdadera, la persona al ver
el amarillo debería sentir un grito en su cabeza.
Podría
parecer molesto escuchar un grito en la cabeza cada vez que se vea ese
color, o, por ejemplo, saborear unas alubias nada más despertar al ver
un anuncio de fabada en la tele (caso real de sinestesia vista-gusto).
La mayoría de estas personas están contentas con su condición. Imaginaos lo alucinante que debe de ser acudir a un concierto y no sólo escuchar la música, sino poder contemplarla.
Un acercamiento a esta sensación, nos lo propone el comienzo de la película Fantasía,
de Disney:
La percepción sinestésica no es muy diferente de una
percepción normal; cuando vemos un color, por ejemplo, lo percibimos un
poco como cuando miramos al sol fijamente, apartamos la mirada y queda
en nuestras retinas una mancha de color que dura unos segundos. Sería
algo así. Un pequeño relampagueo, difuso y breve.
Estas personas suelen tener una mayor capacidad retentiva (es
más fácil retener una secuencia de colores o sonidos). Sin embargo,nsuelen ser peores que el resto en matemáticas, dado que tienden a agrupar los números por colores (la misma razón por la que tienen buena memoria).
En definitiva, la sinestesia es un trastorno de la percepción, pero no resta capacidades –como la ceguera o la sordera– sino que añade segundas y terceras percepciones, enriqueciendo en muchos casos la original –caso de la música, por ejemplo, a buen seguro mucho más rica y agradable desde la percepción sinestésica.
Extremadamente interesante!!!gracias por la publicacion de este documento!!
ResponderEliminar