"La infancia es la dulce fuente,
el poder mana con belleza,
la primera señal de la madre para guiar los torrentes
de aquellas almas que inquietas crecen.
Crecen para el bien o para el mal,
encauzadas a la luz o arrojadas al mal,
pues la mano que mece la cuna
es la mano que domina el mundo"
William R. Wallace, 1865
Lo cierto es que todavía, a estas alturas de la evolución humana, no sabemos en que proporción somos lo que hemos nacido siendo y en que proporción somos lo que hemos sido educados y a lo que hemos sido acostumbrados después de nacer y en que momento empieza esa educación.
Porque, a fin de cuentas, ¿no es la mano que mece la cuna la que nos alimenta con inmenso amor? O quizá nos ceba con una prisa bastante interesada... ¿No es la mano que mece la cuna la que nos duerme y nos procura calma protectora? O quizá nos duerme con oscuras y cautelosas dobles intenciones... ¿No es la mano que mece la cuna la que nos alienta a nuestros seguros primeros pasos? O quizá nos empuja con sigilo hacia un acantilado peligroso...
Por las manos de muchos pasa la ingenuidad de los mas pequeños, y también la de los no tan pequeños, y las manos que mecen la cuna son las que dirigen sus presentes y van dando forma a sus futuros. Y hay manos honradas, pero otras no lo son tanto...
el poder mana con belleza,
la primera señal de la madre para guiar los torrentes
de aquellas almas que inquietas crecen.
Crecen para el bien o para el mal,
encauzadas a la luz o arrojadas al mal,
pues la mano que mece la cuna
es la mano que domina el mundo"
William R. Wallace, 1865
Lo cierto es que todavía, a estas alturas de la evolución humana, no sabemos en que proporción somos lo que hemos nacido siendo y en que proporción somos lo que hemos sido educados y a lo que hemos sido acostumbrados después de nacer y en que momento empieza esa educación.
Porque, a fin de cuentas, ¿no es la mano que mece la cuna la que nos alimenta con inmenso amor? O quizá nos ceba con una prisa bastante interesada... ¿No es la mano que mece la cuna la que nos duerme y nos procura calma protectora? O quizá nos duerme con oscuras y cautelosas dobles intenciones... ¿No es la mano que mece la cuna la que nos alienta a nuestros seguros primeros pasos? O quizá nos empuja con sigilo hacia un acantilado peligroso...
Por las manos de muchos pasa la ingenuidad de los mas pequeños, y también la de los no tan pequeños, y las manos que mecen la cuna son las que dirigen sus presentes y van dando forma a sus futuros. Y hay manos honradas, pero otras no lo son tanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, deja tu comentario. Estamos aquí para aprender y nos gusta compartir lo que sabemos.